El viaje de más de doce horas fue intenso… No tuve tiempo en las últimas semanas de asimilar las despedidas, los besos, las lágrimas compartidas y abrazos tan sentidos…; así que en el avión, allí en el aire, empecé a “masticar” todo lo vivido en el mes de septiembre…
Y aquí estoy, al otro lado…, en Buenos Aires… lejos, lejos de casa… (como canta Charly García en uno de sus temas) Nada más llegar a Ezeiza, a las cinco de la mañana, me subí a un taxi, y empecé a hablar con el conductor… (No paro de hablar últimamente…) Se llamaba Eduardo, un gran tipo que al escuchar mi acento, me comentó orgulloso que sus cuatro abuelos eran españoles, (de Asturias, Galicia y Madrid…). Fue un viaje agradable, a pesar del frío que sentía y la intensa lluvia.
Ya he paseado unas horas, he hablado con mi familia, y ahora me toca empezar todo desde cero… desde cero…