jueves, 19 de noviembre de 2015

Dolor transitado



 Claudio Naranjo: el dolor transitado se convierte en sabiduría esperanzadora...



martes, 8 de septiembre de 2015

Frontera

Encontrar la espuma

No quiero despedazar el presente,
pero sí el pasado año...
¿Alguien sabe cómo es el modo?
¿Cómo arranco el calendario?
Me siento aturdida, silenciosa...
De mañana asoman los jazmines,
también algunas rosas...
¿Serán las raices de las flores
las que me impulsen desnuda?
Me duele el cuerpo,
me duele y me grita.
Quiero abandonar el cansancio
y volver a la risa ingenua
esa que te hace
encontrar la espuma
y el pulso de la vida.

lunes, 31 de agosto de 2015

Val del Omar

«los impulsos más puros, las pretensiones más hermosas, las ganas más ambiciosas del espíritu humano buscan el no morir, buscan ser en el tiempo.»

lunes, 25 de mayo de 2015

Que resuene tu nombre

Quiébrate solo cuando estés llena de juncos
 y vuelve a nacer con tu nombre, Gabriela,
para no ser otra en la sombra,
para no dejar de ser...
Y si algún día caes al acantilado,
que resuene tu nombre
y no el de otra.

13 de septiembre de 2014 -Montevideo-
Gabriela Giorgeta

miércoles, 20 de mayo de 2015

Que nadie vaya a llorar


Que nadie vaya a llorar
el día que yo me muera
es más hermoso cantar

aunque se cante con pena.

Que nadie vaya a llevar
ni flores ni ropa negra
y no me vayáis a enterrar
pa pudrirme bajo tierra
es más hermoso cantar
mientras mi carne se quema.

Luego me ofrecéis al mar, 

al aire o sobre la arena 
o en un jazmín me da igual...
pero cuando yo me muera 

que nadie me vaya a llorar.
 
MANUEL MOLINA

viernes, 24 de abril de 2015

Aceite de luna sobre tu desnudo

" ...Hay otros fuegos que arden la vida con tantas ganas que no puedes mirarlos sin parpadear y quien se acerca,  SE ENCIENDE..."  Eduardo Galeano

viernes, 13 de febrero de 2015

"Mi esperanza es inmortal"





El pasado año fue espeso y sofocante, con la sensación de que estaba todo a punto de explotar mientras mi piel se cuarteaba… Me costaba respirar a ratos y cantaba poco. Me miraba al espejo algunas mañanas y era aterrador: ¿cómo un ser humano puede acumular tanta tristeza en la piel? Misteriosamente, en mi trabajo, a los pacientes no les llegaba ni un ápice de mis días grises. De hecho, al final del año, me agradecieron con un entusiasmo cariñoso y luminoso, que les había transmitido ganas de vivir. Lloré después en silencio. Estas son las cosas mágicas de la vida: debe ser que mi sonrisa fue más fuerte que mi tristeza.

Un buen día empecé a bailar, y a los pocos meses pedía encarecidamente en cada movimiento que se terminara esta etapa de quietud y miedo. Quería encontrar otra orilla en el Río de la Plata después de más de 4 años durísimos. Como en círculos concéntricos, y como si fuera una danza derviche, se empezaron a mover los sentimientos. Y por fin explotó todo cuando ya mi piel no daba para más. 

Terminé el año con mi familia y en mi ciudad querida. Sentí un frío “rico” que me hizo quedarme muchas tardes en casa para disfrutar de meriendas interminables y charlas profundas. Confirmé muchas cosas: que me encanta comer y que amo la paella y el cocido madrileño de mi madre… (jaja) Que fue muy emocionante su recibimiento con su abrazo e interminables besos. Que adoro cantar con mi padre a dos voces y verle disfrutar tocando el piano. Que mi hermano es amoroso y extremadamente generoso. Que tengo una hermana que es brillante y preciosa. Y unos sobrinos con una gran sensibilidad y bondad.

Volví a Montevideo, y tras un pequeño shock nada más aterrizar, mi “esperanza es inmortal” porque sigo viva, porque vuelvo a cantar, escribir, y porque veo y siento un horizonte.