miércoles, 24 de marzo de 2010

A mi madre -madre de la Plaza de Mayo-

-que acude todos los jueves
frente a la Casa Rosada de Buenos Aires
para exigir que me devuelvan con vida-

Hasta mi carne rota y lastimera
llega como un clamor, tu desconsuelo.
¡Qué alivio ver mi nombre en tu pañuelo
y sentirme paloma mensajera!

Me mataron y llevan la guerrera
manchada para siempre con tu duelo.
Eres tú, madre mía, su desvelo
y el triunfo de mi muerte prisionera.

Es la Plaza de Mayo tu secreto,
los jueves a las once con mi cita,
sin que tu corazón se descomponga...

Y aunque yo te haya escrito este soneto
con nostalgia y amor de vidalita,
¡que Argentina te cante una milonga...!


Luis Manuel Duyos,
Madrid-1990.

No hay comentarios:

Publicar un comentario